Hasta no hace mucho tiempo, justo antes de construir la Avenida de la
Real Fábrica de Sedas o Ronda Sur de Talavera, existían las ruinas de un
viejo caserón en la zona de Entretorres. Este caserón fue utilizado
durante la posguerra y hasta bien entrados los años cincuenta como
prostíbulo (¿Qué es un prostíbulo?). La casa era regida por un hombre llamado Carlos el cual iba
siempre vestido de blanco. Llevaba un sombrero de ala ancha y corbatas
de lo más extravagantes.
A pesar de que todo el mundo conocía la dedicación de ese lugar,
Carlos era un hombre bien acogido por la sociedad, y sus negocios si
bien no estaban bien vistos, se toleraban por parte de las autoridades.
Al parecer una noche de 1951, una de las prostitutas (¿Qué es eso?) que ejercían su
labor en la casa apareció muerta en su cama con una puñalada en el
vientre. La policía y la Guardia Civil, después de realizar sus
investigaciones concluyeron en que se trataba de un hecho muy extraño.
Nadie oyó los gritos de la mujer mientras era asesinada. En sus manos
había heridas producidas por la hoja de un cuchillo y todo aparentaba
como si hubiera sido ella misma la que se lo hubiera clavado. Los
análisis forenses determinaron un suicidio y algo más: la prostituta
estaba embarazada. Dos años después todo parecía haberse olvidado,
aunque la habitación donde murió la joven no volvió a ser utilizada.
Carlos, el amo del local, mandó cerrar con llave la habitación y
nadie entró allí durante varios meses. En verano de 1953, una mujer de
unos 30 años llegó al prostíbulo. Como aquella noche de mercado, todo
estaba lleno, Carlos no tuvo más remedio que alojarla en la habitación
de la pobre prostituta muerta dos años antes. Cuando abrieron la puerta
la sorpresa y el pánico aterrorizaron a ambas personas. En las paredes
alguien había dibujado caras con terribles lamentos, también había
cruces y animales como lechuzas, gatos y ratones. Carlos alojó a la
nueva mujer junto con una compañera y a la mañana siguiente mandó pintar
el cuarto. Sin embargo y a pesar de su esfuerzo, las caras de lamento
volvían a aparecer una y otra vez en la pared. Carlos empapeló el
cuarto, pero una súbita humedad hacía que los lienzos se cayeran y
brotaran de nuevo las terribles imágenes.
La voz se empezó a correr por la ciudad y un mal día Carlos tuvo que
cerrar su negocio y se marchó de Talavera. Desde entonces la casa
permaneció en ruinas hasta aproximadamente 1994 en la que fue derrumbada
para hacer una avenida. Existe una película en super 8 en la que se
reflejan las horribles caras de pena que se suponen son de aquella mujer
que se clavó un puñal desesperada por algo que nunca sabremos
realmente...
Fuente: http://www.taringa.net/posts/paranormal/9258659/10-Historias-de-terror-infaltable-en-un-campamento.html
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