Hace mucho tiempo existió una bella sirviente llamada Okiku que
trabajaba para el samurái Aoyama Tessan; quien estaba enamorado de ella.
Okiku lo rechazó varias veces, por lo cual en venganza el guerrero la
engañó para que creyera que había perdido o robado uno de los diez
platos de cerámica de la familia.
Naturalmente, ese crimen resultaría en que la ejecutaran; por lo que una
desesperada Okiku comenzó a contar los platos una y otra vez. Al no
encontrar el décimo, fue a llorarle a Aoyama para explicarle que no
había sido su culpa. El samurái se ofreció a ignorar lo ocurrido si la
joven se casaba con él, pero Okiku se rehusó. Furioso, Aoyama la arrojó a
un pozo para que muriera ahogada.
Se dice que al morir, Okiku se convirtió en un "Onryo"; un espíritu vengativo que torturaba a su asesino al salir del pozo cada
noche; contando del uno al nueve. Al llegar al diez, el espíritu lanzaba
un grito agónico y desgarrador al darse cuenta de que el plato no
aparecería. En ciertas versiones de la historia, este tormento continuó
hasta que un exorcista fue llamado a la casa y gritó "¡Diez!" al final de
su conteo.
El fantasma, creyendo que alguien había encontrado el décimo plato por ella, finalmente pudo descansar en paz.
Pero hay varias versiones. Ésta es la original. La que pongo a continuación es según Ningyo Joruri.
Hosokawa Katsumito era el señor del castillo de Himeji. Un día,
Katsumoto cayó gravemente enfermo y su heredero Tomonosuke comenzó a
planear el darle los diez platos al shogun con el fin de asegurar su
sucesión.
Sin embargo, el jefe Asayama Tetsuzan también planeaba ocupar el lugar
de Katsumoto. Uno de los asistentes de Tomonosuke, estaba a punto de
casarse con una joven llamada Okiku; lo que llevó a Tetsuzan a intentar
forzar a Okiku a ayudarlo con el homicidio de Tomonosuke.
El jefe Tetsuzan contrató a un ninja para que robara uno de los diez
platos, y posteriormente llamó a Okiku para que le llevara los platos a
su cámara bajo una excusa. Una vez ahí, intentó seducir a Okiku pero la
joven se resistió por el gran amor que le tenía a su prometido. Esto
enfureció a Tetsuzan y en venganza, le ordenó a Okiku que contara los
platos frente a él; pero al faltar uno, culpó a Okiku por el robo y se
ofreció a mentir para salvarla si la chica aceptaba ser su amante.
Ésta se negó, y el encolerizado Tetsuzan la mandó a azotar con una
espada de madera y después a ser colgada desnuda sobre un pozo. El jefe
disfrutó verla ser bajada constantemente al pozo y azotarla con una
espada de madera cada que salía para respirar. De nuevo, le propuso que
fuera su amante y le ayudara a matar a Tomonosuke; pero Okiku se negó.
Furioso, Tetsuzan la hirió con su propia espada y la hizo caer al pozo finalmente.
Al limpiar la sangre de la hoja de su espada, Tetsuzan pudo escuchar el
sonido de una voz que contaba desde el pozo. La versión de esta obra
concluye con el espíritu de Okiku trepando para salir del pozo ante la
mirada impávida de Tetsuzan.
Hay muchas más versiones: pero éstas son las más impactantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario